La elasticidad de Susan George

Susan George ha publicado un nuevo libro: Sus crisis, nuestras soluciones (Barcelona, Icaria, 2010). En mi opinión, el libro tiene mucho más interés en los capítulos interiores que en el capítulo final de la “Conclusión”. Son mucho más vivaces, están redactados con la soltura y seguridad que caracteriza a esta autora, ofrecen mucha información y aportan pensamientos útiles, sin duda. Por ejemplo, el capítulo 4, sobre “El muro del conflicto: ¿tendremos guerra o…?”, empieza de esta forma: “Un modo tradicional y tentador de salir de una crisis económica solía ser la guerra. Las guerras cuestan dinero, cierto, pero permitían a los gobernantes subir los impuestos y gastar las rentas públicas en barcos y cañones, lo que estimulaba la economía, normalmente con el apoyo de una población patriótica”.

Un poco más adelante habla de las guerras del agua, “pasadas, presentes y futuras”, los refugiados medioambientales y las “políticas de instituciones financieras internacionales que fomentan las crisis”. Y nos dice que “las instituciones financieras internacionales (Banco Mundial y FMI) siguen desestabilizando el mundo, como han hecho durante décadas, en especial mediante sus programas de ajuste estructural en países pobres endeudados”. Pero tienen capacidad para desestabilizar todo aún mucho más: “El estudio de un equipo del Instituto de Estudios Políticos de Washington proporciona datos excelentes según los cuales el Banco (Mundial) está totalmente inhabilitado para pretender hacer nada en absoluto con respecto al cambio climático (…). Sin embargo, ésta es la institución a la que las principales potencias han encomendado la supervisión medioambiental internacional”.

Como digo, el libro tiene información y tensión. Pero al llegar a las conclusiones, al elaborar la síntesis de las propuestas, se desinfla algo. Su principal recomendación (aparte de la de mantener el espíritu de lucha) es la de “introducir más elasticidad en nuestros sistemas, y hacer que la cinta no esté tan tirante. En los sistemas complejos, la elasticidad y la eficiencia auténtica son la misma cosa”. Lo cual significa “ejercer un control mucho mayor sobre los sistemas más frágiles, como el bancario”. La elasticidad social “significa el esfuerzo consciente por tener sociedades más igualitarias e inclusivas, con más servicios públicos, más protección social y más participación democrática de trabajadores y consumidores”. Elasticidad significa también “sistemas auxiliares para suministros de alimentos, agua y energía, e incentivos para estimular la conservación, la descentralización y la máxima diversidad”. También habla de “una conversión radical, masiva e inmediata a la energía renovable”. En fin: muy buenos consejos, pero algo faltos de esa punzada que se encuentra cuando se tratan asuntos más concretos.

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