Autoestima

Hace unos años se publicó en Barcelona (Institut d´Arquitectura Avançada de Catalunya, 2004) un librito de quien fue Alcalde de Curitiba (Brasil) “por tres mandatos”, y Gobernador del Estado de Paraná por otros dos: Jaime Lerner. Se titula Acupuntura urbana, y ha tenido mucha difusión en todo el mundo. Es interesante, desde luego. Y el éxito tan enorme que tuvo este hombre con su gestión del transporte y los residuos lo avala de alguna forma. Pues bien; lo traigo ahora a colación por un breve capítulo que titula así: “Autoestima, una buena acupuntura”.

Empieza perfectamente: “¿Cuánto te gusta tu ciudad? Normalmente, a la gente le gusta su ciudad porque ha nacido allí. Pero ¿qué opinión tienes de ella? ¿La conoces, te sientes parte de ella? ¿O las personas que sólo reflejan la tragedia te han influido hasta tal punto que estás totalmente convencido de que ya no tiene solución, que tu ciudad es la que tiene la peor infraestructura, que es la más violenta, la más injusta? (…) Pero el tamaño no tiene nada que ver con la inviabilidad de una propuesta. Ni con la falta de recursos. Lo más importante es tener una visión correcta, y una ecuación de corresponsabilidad”. Hasta aquí leemos.

Mucha gente de Valladolid, en los años 70, ayudada por los foráneos (siempre dispuestos entonces a criticar la ciudad), tenía una pésima impresión de esta ciudad. La política llevada a cabo desde 1979 ha cambiado esa opinión, y hoy mucha gente la valora positivamente. (Algún día, con tiempo, habrá que poner las cosas en su sitio, pues hoy se acepta por muchos como moneda común, sin el menor dato ni el más mínimo análisis, que el cambio llegó con el Partido Popular). Pero seguimos sin ser Bilbao. El Guggenheim (que, cómo no, cita Lerner como ejemplo de actuación para recuperar la autoestima de los bilbaínos… como si les hiciera falta) se convirtió en el modelo único y universal, y hoy no parece haber ciudad en el mundo que no sueñe con algo parecido.

Pero la autoestima no siempre llega de la mano de unos edificios emblemáticos tan esquivos, tantas veces, al aprecio. Hace unos días se entrevistaba a Javier Gutiérrez en el Diario de Valladolid-El Mundo, y se refería a esta misma cuestión, invitando a promover en la ciudad signos distintivos, pero no necesariamente nuevas edificaciones. Al contrario, señalaba (y cito de memoria) el interés de fomentar, por ejemplo, los aspectos relacionados con la ecología urbana, conseguir una ciudad verde, como posible característica de esa identidad que creí conveniente impulsar. Estoy de acuerdo. Creo que por ahí deberían ir las cosas: mejorar la autoestima colectiva a través de una más responsable cultura urbana.

Imagen: El canal del Duero, entre Valladolid y Renedo (foto: MS)


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