Calles de doble sentido


Hay que hacer un esfuerzo para evitar que lo local nos devore y monopolice. O mejor aún, para encontrar enlaces críticos entre las dimensiones local y global. Encontrar esos enlaces que nos permitan entender algo mejor lo que sucede aquí (en gran parte determinado desde fuera, obviamente), y descubrir esos enlaces para poder intervenir más eficazmente. Lo hemos oído muchas veces: pensar globalmente y actuar localmente. Es cierto, desde luego. Pero hay que tener cuidado: esas conexiones entre el mundo y la ciudad, entre el planeta y el barrio, son calles de doble sentido. Por eso cabe también decir que es igualmente necesario “pensar localmente y actuar globalmente”. No siempre, ni en todos los campos, la ley de lo global ha de condicionar a lo pequeño. Al contrario, muchas veces un modesto objetivo de la menor escala, que quizá afecte a muy poca gente, que se refiera incluso a una sola persona, podría (o debería) condicionar la actuación general.

Es complicado, sin duda. O por decirlo de otra forma, hay que cuidar las relaciones entre mayorías y minorías, que no siempre pueden plantearse de una sola dirección. Pero lo cierto es que necesitamos estar al tanto de la gran escala, razonar y pensar globalmente para no perder esa dimensión (ni esa tensión), ese aliento del mundo al decidir sobre nuestra ciudad.

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